ARCHIVO GENERAL DE BOGOTA D.C
ARCHIVO GENERAL DE BOGOTA D.C
ARCHIVO GENERAL DE BOGOTA D.C
ARCHIVO GENERAL DE BOGOTA D.C
ARCHIVO GENERAL DE BOGOTA D.C

Concurso Público – Primer Lugar 
2000
Bogotá,Colombia

Arquitectos Asociados:

Arq. Pablo Moreno

Arq. Andres Ortiz

Arquitectos Colaboradores:

Arq. Juan Carlos Bohórquez

Arq. Yesid Pardo

LA ARQUITECTURA DEL ARCHIVO DE BOGOTÁ

El Lugar.

Se considera que la arquitectura es un tipo de escritura, impresa no sobre papel, sino sobre la tierra.

Esta pertenece a un texto más grande, la Ciudad.

La Ciudad forma parte de otra escritura más compleja, el Mundo.

Y ésta a su vez de la gran Escritura, el Universo.

Entender el lugar es comprender cómo encaja el edificio en este gran texto. 

El Archivo de Bogotá se encuentra en la zona sur del centro histórico e institucional de la ciudad, ocupa una de las manzanas que quedaron del proceso de renovación del antiguo Barrio de Santa Bárbara. Este sector de la ciudad es de vital importancia para los planes y desarrollos futuros, encaminados a renovar y consolidar el centro de Bogotá. El edificio del Archivo estará rodeado por varios de estos proyectos de renovación urbana, y como equipamiento metropolitano juega un papel protagónico dentro de esta dinámica.

Casi siempre cuando un arquitecto se enfrenta a un terreno urbano, éste se encuentra cargado de presente; las determinantes y las afectaciones naturales y en especial las artificiales se presentan con la tozudez del ahora, son presencia pura, son realidad, se pueden tocar. Si se trabaja en un centro histórico esa fuerte corporeidad del presente se suma a los estratos del pasado, a los recuerdos, a la memoria, a los monumentos, a las ruinas. Pero lo particular de este caso, radicaba en tener que trabajar sobre un terreno vago, en el que los estratos de pasado no eran de fácil reconocimiento, eran ausencia, se disponían de manera oculta bajo nuestros pies. por lo tanto, había que indagar, develar capas para encontrar la verdad de su pasado, era vital desocultar, recordar, hacer memoria. Para este fin, se procedió a revisar de forma cuidadosa toda la información existente, representada en algunas crónicas históricas y en las planimetrías antiguas del lugar. Esta tarea permitió ver la importancia de la calle quinta en el desarrollo del barrio, por esta razón el edificio abre su masa y deja que esta calle lo atraviese por medio de un pasaje peatonal de carácter público. Además, en esta mirada al pasado se encontró que en la esquina de la calle quinta con carrera quinta existía la principal toma de agua del barrio en la época colonial, en memoria a este hecho, el edificio genera una plazoleta ceremonial en esta esquina, que contiene un espejo de agua y el acceso al conjunto por el costado oriental.

Por ser el Archivo un equipamiento público de carácter metropolitano, este debe permitir una integración dinámica, de la vida urbana del centro tradicional, con la deteriorada zona sur de la ciudad. En respuesta a esta determinante, el edificio inscribe su masa en la parte alta del solar, liberando así el cincuenta por ciento del área del terreno; éste gesto permite conformar una plaza de gran escala, que sirve como mecanismo de integración entre el norte y el sur, que contribuye a diluir la diferencia que actualmente se percibe entre estas dos zonas de la ciudad.

 

ANTESDESPUES

 

 

El Uso.

El Archivo, como institución, es ante todo un contenedor especializado que tiene como fin la custodia y el cuidado de la Memoria documental de bogotá. Pero el Archivo en cuanto que edificio público ofrece de manera transparente la difusión y el acceso a esa Memoria. De este entendimiento de la institución, se desprende la forma del edificio, por lo tanto, el proyecto diferencia estos dos componentes del conjunto; las partes que permiten acceso franco al ciudadano y las que tienen acceso restringido.

 Para esto, se dispone en el centro del conjunto un volumen claramente definido, que contiene el archivo documental a la manera de un Cofre que custodia la Memoria, el cual es de acceso muy restringido. Alrededor de éste, se ubican también de forma diferenciada y de acuerdo a su uso, cada uno de las componentes del programa, teniendo en cuenta las variadas posibilidades de acceso y relación con el cofre. Esta situación equidistante del archivo documental a los laboratorios, a las salas de lectura y exposiciones, permite la máxima eficiencia y evita el deterioro de los documentos, pues reduce de manera drástica la circulación horizontal de los documentos.

La implantación de los diferentes componentes del programa alrededor del cofre, hace una analogía de la relación entre el hombre y la palabra. Esta idea propone agrupar en un contenedor la sala de lectura y las salas de exposiciones; en estos espacios, el sentido estimulado por la observación y la lectura de la palabra es la vista, de allí que llamemos a éste el edificio del ojo. En el volumen dispuesto sobre la carrera quinta, se encuentran los laboratorios de conservación de los documentos, junto con el área administrativa. Este es el lugar donde se cuidan y restauran los documentos; el acto de mantener los papeles se ejecuta básicamente con las manos, de esta relación se deriva el nombre del edificio, pues la mano es quien cuida la palabra. Al norte del conjunto, están el auditorio y las salas de conferencia, los lugares en donde se escucha la palabra; por lo tanto, el sentido estimulado es el oído. Y como corazón de este organismo, está el área más pública del Archivo, la cual está constituida por dos componentes:  el pasaje urbano que es totalmente público y pertenece al peatón y el vestíbulo con sus áreas de circulación.

La materia

La imagen del edificio está constituida por la cuidadosa mezcla de cuatro materiales; concreto color crema, mármol, madera y ladrillo.

El volumen de archivo (el cofre), se viste con prefabricados de concreto con un relieve de líneas horizontales muy marcadas, estas recuerdan los papeles apilados de un archivo o un libro visto de canto. Para los otros volúmenes que rodean el Cofre, se instaló mármol Café Pinta, a este se le hizo un proceso de abujardamiento, que cambia drásticamente la presentación comercial del mármol y lo hace de textura rugosa, mate y de color crema. Este proceso tiene la bondad de hacer evidentes unos caracoles (fósiles) que son la memoria geológica de la piedra. Se considera que una piedra que deja ver su historia es el material adecuado para el edificio que conserva la memoria.